Me presento: soy Luisina Kitlain, profesora en Geografía. Graduada de la Universidad Nacional del Centro de la Provincia de Buenos Aires, específicamente de la Facultad de Ciencias Humanas, con sede en la ciudad de Tandil, el día 4 de mayo de 2016.
Transitaba mi último año de la escuela secundaria, en el año 2008, cuando en mi cabeza comienza a resonar la idea de querer estudiar una carrera relacionada a las ciencias sociales. En ese mismo año, en viaje de estudios, visitamos la facultad donde nos promocionaron todas las carreras que se dictaban. Mi entusiasmo aumentó, pero había un problema: ¿Dónde me iba a alojar? Irme a alquilar un departamento, o vivir en una pensión, no estaba en los planes, ya que el único sustento económico era el de mi papá, que es peón de campo y mi mamá, ama de casa. Por el lado económico era imposible.
Sin embargo, nos enteramos que había una casa de estudiantes tanto en La Plata como en Tandil que albergaba a becarios de nuestra localidad. En el mes de noviembre, me inscribo con la única esperanza de que me dieran un lugar en casa Juárez de Tandil. Tuvimos una entrevista con la asistente social de Casa Verde y quedamos a disposición de su evaluación. Mientras transcurrían los meses enero y febrero todo era incertidumbre. Hasta que nos llegó la carta de notificación. ¡Me habían dado un lugar! Era tan grande la felicidad de que me podía ir a estudiar que, una semana antes de empezar el ingreso de la Universidad ya me estaba llevando las cosas para acostumbrarme e instalarme a la nueva vida, en la cual iba a pasar toda mi estadía universitaria. Ciudad nueva, casa nueva, personas nuevas. Era todo un desafío. La cuota era impensada para esos tiempos ya que la casa se encontraba en el centro contando con todos los servicios. Irme a vivir a casa Juárez en Tandil fue una gran felicidad y solución que aproveché al máximo.
Éramos doce chicas conviviendo día y noche. De lunes a lunes. Compartiendo momentos de alegría y de angustias. Y la verdad, que fue una experiencia inolvidable. Conocí personas increíbles. Algunas de ellas tienen un lugar muy especial en mi corazón. Muchas personas salieron de esa casa con un título, muchas de ellas ya se encuentran, como yo, desempeñándose laboralmente en nuestra ciudad.
Siento un gran agradecimiento, porque de no tener esta oportunidad no se sí hubiera podido estudiar. Tengo muchísimo que agradecer.
Hoy al trabajar con adolescentes y jóvenes, les recuerdo que estudiar una carrera es la mejor opción que pueden tomar. Siempre. Que hay muchísimas posibilidades, si lo económico es un impedimento.
Casa Juárez en Tandil, fue y es uno de los lugares más importantes de mi vida. Cada vez que recuerdo los momentos que compartimos allí… me inunda un sentimiento de nostalgia, de añoranza, de felicidad.